En enero 21, 2022 es la Marcha Pro-Vida en Washington DC. Hemos visto el gran crimen de genocidio, la matanza de multitudes humanas. El holocausto nazi (1941-1945), asesinó como 17 millones de Judíos, soviéticos, polacos, prisioneros, discapacitados... La ONU definió el genocidio, delito internacional (1948). Hoy el mundo entero vive el COVID-19 que ha arrasado miles de vidas humanas, y lo confrontamos con mucho rigor con cuidados sanitarios, vacunas…
Esto es excelente, pero se asesina a inocentes y débiles de una manera que no es delito en todo país. El aborto, es infanticidio, matanza de niños no nacidos. Para muchos, es un defecto o problema para resolver abortando, al cual se prestan muchos medios de salud.
Desde 1973 tenemos como 70 millones de abortos en Estados Unidos. Anualmente hay 40-50 millones de abortos mundialmente. Como 125.000 bebés se asesinan diariamente. La cultura insensible al gran crimen del aborto ha invadido nuestra política, escuelas, hogares, e Iglesia en detrimento de destruir sus propios derechos humanos. Son almas creadas por Dios que nunca nacieron.
Dios Padre no destruye su creación, forma en amor cada vida humana a su imagen y semejanza con dignidad y valor. Respetemos y defendamos la sacralidad de bebés por nacer, y también ayudemos a madres tentadas a abortar, ya que muere un bebe y también hiere y cicatriza seriamente a sus padres.
Quizá abortaste, pero a pesar de no proteger de tal crimen a tu hijo (a), Dios te ama. Ningún pecado es tan grande que Dios no pueda perdonar. Él sana tu remordimiento. Busca su perdón en la Confesión. Busca también sobre ayudas locales para salvar de abortar o de sanación post-aborto: En tu parroquia, en internet, etc. Dios no callará, no callemos nosotros tampoco sobre el amor y sanidad divina, y el derecho humano a vivir.