“La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo.” Con estas palabras del apóstol San Pablo, el Obispo Alfred Schlert inició la Conferencia de Hombres Hispanos celebrada el 3 de mayo de 2025 en la Parroquia de Santa María en Hamburg.
Bajo el lema del Año de la Esperanza, esta conferencia, organizada por la Comisión para Hombres de la Diócesis de Allentown como parte del Jubileo convocado por el Papa Francisco, reunió a decenas de hombres hispanos deseosos de renovar su fe y su compromiso con Cristo.
Durante su homilía, el obispo Schlert exhortó a vivir una esperanza firme, activa y masculina:
“La esperanza masculina no es pasiva. No es quedarse sentado esperando que todo mejore. Es salir cada día, aun con cansancio, y construir el bien.”
Recordó el ejemplo de Jesús en la cruz: “Su esperanza sostuvo la cruz. Así también tú [...] recuerda que no estás solo. Dios camina contigo.”
Esta invitación marcó el tono espiritual del día, que incluyó momentos de oración, alabanza, reflexión y formación.
El padre Miguel Ramírez, vicario auxiliar en la Iglesia de la Santa Infancia y la Encarnación de Nuestro Señor en Belén, ofreció una enseñanza titulada “El hombre necesita a Dios, de lo contrario se queda sin esperanza.”
“El mundo nos propone falsas seguridades, pero solo en Dios encontramos una esperanza verdadera y transformadora,” afirmó el padre Ramírez. “No es una idea romántica ni una utopía, es una fuerza que se vive en el presente, especialmente en medio del sufrimiento.”
Advirtió que no toda esperanza lleva al bien si no está bien orientada: “Debemos preguntarnos: ¿en quién o en qué estamos poniendo nuestra esperanza?” Y añadió con claridad: “La esperanza cristiana no se basa en ideologías ni seguridades humanas, sino en Jesucristo. Solo Él es fundamento firme.”
Además, destacó la necesidad de la oración constante: “Sin oración nos desviamos. Solo en el diálogo con Dios podemos discernir y mantener viva la esperanza.”
El laico misionero, José Luis Galarza, también fue uno de los oradores invitados y ofreció una enseñanza titulada “La Virgen María nos guía a la Esperanza.”
Galarza lleva más de cuatro décadas de predicación dentro del Movimiento San Juan Evangelista tanto en Puerto Rico como en su parroquia Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos en Allentown.
Su mensaje fue claro: “Dios nos ha dado la fuerza para llevar a otros hacia Él. No estamos llamados a la indiferencia, sino al compromiso.”
Dirigiéndose a quienes sienten su fe debilitada, recordó: “Todos los hombres tenemos una dignidad sagrada, porque somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros.”
Ana Hidalgo, delegada del Obispo para Asuntos Hispanos, subrayó el valor de estos encuentros: “Esto que estamos haciendo hoy es una muestra concreta del apoyo que la Iglesia quiere dar a los hombres hispanos.”
Indicó que la diócesis impulsa iniciativas específicas como el fortalecimiento de grupos tradicionales —el Santo Nombre y los Caballeros de Colón— que están por iniciar procesos de formación y nuevos recursos para hombres. También destacó el valor de los retiros organizados por movimientos como Juan XXIII, Cursillos de Cristiandad y Emaús.
Hidalgo enfatizó el rol particular que tienen los hombres en el plan de Dios: “Son aquellos a quienes Él ha puesto como protectores de la familia, de la mujer y de los niños,” siguiendo el ejemplo de San José, modelo de entrega silenciosa y fiel.
La conferencia no fue solo un evento formativo, sino una vivencia fraterna y espiritual. Fue también una renovación del llamado bautismal a ser testigos de Cristo en el mundo, en la vida cotidiana y en el seno familiar.
El Obispo Schlert concluyó con una exhortación alentadora: “Un hombre de esperanza es luz, es roca. No porque todo le salga bien, sino porque sabe en quién ha puesto su esperanza. Vive con la certeza de que Cristo ha vencido al mundo… Hoy te invito a renovar tu esperanza, a ser testigo de que Dios cumple sus promesas.”
Fotos por Waldo Alvarado.
