Noticias de la Diócesis de Allentown

Reflexión sobre el Evangelio | XXXIII Domingo ordinario

Primera lectura

Prov 31, 10-13. 19-20. 30-31

Dichoso el hombre que encuentra una mujer hacendosa:
Muy superior a las perlas es su valor.

Su marido confía en ella
y, con su ayuda, él se enriquecerá;
todos los días de su vida
le procurará bienes y no males.

Adquiere lana y lino
y los trabaja con sus hábiles manos.

Sabe manejar la rueca y con sus dedos mueve el huso;
abre sus manos al pobre y las tiende al desvalido.

Son engañosos los encantos y vana la hermosura;
merece alabanza la mujer que teme al Señor.

Es digna de gozar del fruto de sus trabajos
y de ser alabada por todos.

Evangelio

Mt 25, 14-15. 19-21

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: 'Señor, cinco talentos me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado'. Su señor le dijo: 'Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor'.

Reflexión sobre el Evangelio

El Evangelio y las Lecturas de esta semana nos hablan acerca de lo que es valioso. Las Sagradas Escrituras hacen uso de muchas metáforas para hablar del valor, como el oro, las perlas y el tesoro, no obstante, siempre nos dirigen hacia el corazón. Lo que amamos en lo más profundo de nuestro corazón nos llevará de un modo u otro en la vida. Un amor bien encausado nos llevará, en última instancia, a la alegría, mientras un amor mal dirigido nos llevará por un camino equivocado si no se corrige.

La Primera lectura se enfoca en el valor dentro del matrimonio. En el Sacramento del Matrimonio, los esposos se confían el uno al otro su corazón para toda la vida. Al hacerlo se están otorgando entre sí una gran responsabilidad; ¡nada es tan vulnerable como el corazón humano!

El escritor de Proverbios nos recuerda que para tomar la gran responsabilidad que conlleva el matrimonio se requiere de prudencia. Los que están llamados a la vida matrimonial deben buscar a un esposa o esposo “digno de serlo”. Un cónyuge digno de serlo honrará esa encomienda del corazón. Para un católico un cónyuge digno significa, como mínimo, alguien libremente dispuesto a contraer matrimonio católico para toda la vida y que tiene el deseo de formar una comunión también para toda la vida, abierto al regalo de Dios que son los hijos y comprometido a criarlos dentro de la Fe Católica.

Donde sea que nos encontremos dentro del camino de la vida, debemos tomarnos un tiempo para preguntarnos a nosotros mismos acerca de qué es lo que valoramos. ¿Dónde están puestos nuestros corazones? Pidamos a Dios que purifique nuestros corazones para que podamos amar bien y elevar nuestro amor a Él y a su voluntad.

Por favor cuenten con la certeza de mis oraciones ante Nuestro Señor, presente en el Santísimo Sacramento.

+Obispo Schlert



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