“Concédele, Señor, el descanso eterno, y brille para él la luz perpetua. Que descanse en paz.”
Personas de toda la Diócesis se reunieron en la Catedral de Santa Catalina de Siena en Allentown el 25 de abril en honor y memoria del Papa Francisco, para participar en unas Solemnes Vísperas Pontificales por un Pontífice Fallecido. El Obispo Alfred Schlert fue el celebrante principal.
Las Vísperas fueron el punto culminante de un día entero de oración dedicado al difunto Papa. El día comenzó al mediodía con las campanas de las iglesias de toda la Diócesis repicando 88 veces—una por cada año de vida del Pontífice—seguido por una Solemne Misa Pontifical por un Papa Fallecido, que comenzó a las 12:15 p.m. en la Catedral.
Las Vísperas concluyeron en la noche, solo unas horas antes del inicio del funeral del Papa, programado para las 10 a.m. hora de Roma del sábado (4 a.m. hora del Este en Estados Unidos).
“Es una gran bendición estar aquí esta noche, mientras velamos junto a la Iglesia en todo el mundo antes de la Misa funeral por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, en Roma,” dijo el Obispo Schlert, hablando tanto en inglés como en español.
“Nos unimos a personas de todo el mundo en el silencio orante de la noche, llorando la partida de nuestro Santo Padre. Esta hora tranquila refleja el espíritu de su vida: sencilla, humilde y profundamente confiada en el Señor,” añadió.
“Fue un servidor de la misericordia, una voz para los olvidados y un testigo de la alegría del Evangelio. Que el Señor, a quien sirvió fielmente, ahora le conceda descanso en la Presencia de Su Luz eterna.”
La Oración de la Tarde (también conocida como Vísperas) forma parte de la Liturgia de las Horas, también llamada el Oficio Divino. Obispos, sacerdotes, diáconos y muchas personas en la vida consagrada rezan la Liturgia de las Horas cada día. Su labor diaria gira en torno a esta oración, manteniendo a Dios siempre en el centro de sus vidas. Las Vísperas Pontificales son una Oración de la Tarde presidida por un obispo.
Sarah Marino, de Allentown, asistió junto a su madre, Beverly Marino. “Como cabeza de nuestra Iglesia, la amabilidad del Papa Francisco significó mucho para mí,” dijo Sarah.
“Fue un papa para el pueblo,” expresó Geoffrey Miller, de Kutztown. “Muy humilde y cercano, y eso me llegó profundamente.”
“Gracias por este camino de oración que hemos recorrido hoy en la Diócesis de Allentown,” dijo el Obispo Schlert al finalizar las Vísperas, “en honor y en memoria de nuestro querido Papa Francisco.”
