Una Carta del señor Obispo Schlert sobre el Mes del Respeto a la Vida

Memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo:

Al comenzar el Mes del Respeto a la Vida, celebramos el don de la vida en el memorial de Santa Teresita del Niño Jesús, cariñosamente conocida como “La Pequeña Flor.” Como Virgen y Doctora de la Iglesia, guió su vida por la creencia de que “toda flor creada por [Nuestro Señor] es hermosa” y parte del “jardín vivo de Nuestro Señor.” A pesar de su pequeñez, sabía que era amada por Él y reflejaba esto en la manera en que amaba y servía a quienes la rodeaban.

Hoy, vivimos en un país en el que la ley no reconoce a nuestros “más pequeños” como amados, importantes o valorados. A los ojos de la sociedad, no tienen derechos porque no son visibles.

Afortunadamente, ya no estamos bajo Roe v. Wade, y nuestros representantes electos ahora tienen la autoridad para reducir o eliminar completamente el aborto. Sin embargo, hoy debemos enfrentar las consecuencias dejadas por este régimen de cincuenta años, que lamentablemente ha llevado a muchos estadounidenses, incluyendo a cristianos, a aceptar alguna forma de aborto.

Si bien es vital enfrentar todas las amenazas a la vida humana, yo, junto con otros obispos de los Estados Unidos, enfatizo que “el aborto sigue siendo nuestra prioridad preeminente, ya que ataca directamente a nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, destruyendo más de un millón de vidas cada año solo en nuestro país.”

Podemos sentirnos rodeados por la oscuridad de la muerte, y el enemigo de nuestras almas puede intentar convencernos de que no hay nada que podamos hacer. Sin embargo, Santa Teresita nos recuerda que “Nuestro Señor no mira tanto la grandeza de nuestras acciones, ni siquiera su dificultad, sino el amor con que las hacemos.”

Este mes podemos transformar nuestras tareas cotidianas—como preparar la cena, escribir un complicado ensayo universitario, sacar la basura y conducir pacientemente en el tráfico—en oraciones significativas. Al ofrecer estos pequeños sacrificios con amor, podemos fortalecer nuestras oraciones por la madre que considera abortar, por los centros que ofrecen opciones de vida a las madres embarazadas, por el bebé en riesgo de perder su vida, o por el personal médico en clínicas de aborto que quizás no entiende plenamente el impacto de sus acciones.

Es importante que, como ciudadanos, tengamos la capacidad y el derecho de influir en el proceso legislativo que afecta las leyes sobre el aborto en nuestro estado y en nuestra nación, llevando nuestras conciencias debidamente formadas al discurso público. Votar es otra obligación solemne que tenemos y es un medio para expresar nuestra ciudadanía fiel.

Por favor, únanse a mí en oración para que, a través de la intercesión de Santa Teresita, podamos concientizar sobre los males del aborto y luchar valientemente por los derechos de los más vulnerables.