Primera lectura
En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: "Jefes del pueblo y ancianos, puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, para saber cómo fue curado, sépanlo ustedes y sépalo todo el pueblo de Israel: este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que ustedes, los constructores, han desechado y que ahora es la piedra angular. Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido como salvador nuestro".
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre’’.
Reflexión
El Evangelio de hoy nos ofrece la amada imagen de Jesús como el Buen Pastor, aquel que conoce a sus ovejas, se preocupa por ellas y promete reunir a los perdidos en su rebaño. Por eso, este Cuarto Domingo de Pascua se llama "Domingo del Buen Pastor".
En los primeros tiempos de la Iglesia, San Pedro, los Apóstoles y sus sucesores asumieron la importante labor de enseñar, sanar y evangelizar en nombre del Buen Pastor. En la Primera Lectura, escuchamos a San Pedro proclamar valientemente a los ancianos que es Jesus de Nazaret quien actúa a través de ellos. Este trabajo continúa en la Iglesia hoy, especialmente a través de sus Sacerdotes.
Durante una Ordenación Sacerdotal, el hombre a ser ordenado se postra ante el Altar como signo de humildad y entrega a Dios. Esto simboliza su disposición a "dar su vida" por el rebaño imitando a Cristo. Desde ese día sagrado, el Sacerdote será llamado a hacer resonar la voz del Buen Pastor predicando en Su Nombre, celebrando los Sacramentos que salvan y sanan, y guiando almas hacia el rebaño de la Iglesia. Esta es una tarea verdaderamente noble.
En este Domingo del Buen Pastor, por favor, oren por nuestros Sacerdotes y por un aumento en las Vocaciones al Sacerdocio. Necesitamos hombres santos y humildes para llevar a cabo este trabajo hoy. Les pido, de manera especial, que oren por los seis hombres llamados al Sacramento del Orden Sacerdotal este año en la Diócesis de Allentown: uno al Diaconado y cinco al Sacerdocio. Que más jóvenes sigan sus pasos y escuchen la voz del Buen Pastor llamándolos a dar sus vidas imitándolo a Él.
Por favor tengan la certeza de mis oraciones frente a Nuestro Señor, presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
+ Obispo Schlert